Se trata del templo hindú de Karni Mata, donde los devotos viajan largas distancias para rendir tributo a 20 mil ratas. Aquí estos roedores son considerados sagrados, ya que se cree que son reencarnaciones de los descendientes de una diosa hindú.

Las ratas, consideradas en casi todos los rincones del planeta como una plaga repugnante, encuentran en el templo de Karni Mata un oasis de adoración y abundancia. Corretean en el pasillo, trepan los muros y se escabullen por todos los recovecos que encuentran. Son libres, se les suben encima a los visitantes, quienes les traen comida y sustento de todo tipo.

Estos roedores, llamados «kabbas» (convertidas por lo divino) por los creyentes, son considerados divinos ya que la leyenda dice que cuando el hijastro de la diosa Karni Mata fue reencarnado por Yama, el dios de la muerte, también permitió que los hijos de la diosa sean reencarnados como ratas.

Hay diferentes historias, pero una versión indica también que cuando un ejército de 20 mil soldados escapó a Deshnoke, un pecado castigado con la muerte, Karni Mata fue misericordiosa y en cambio los transformó en ratas, por lo que prometieron servir en su templo por toda la eternidad.

Las ratas, entonces, se mueven con libertad por el templo, y son alimentadas gracias a bowls metálicos ubicados en varios rincones que contienen granos y leche. Muchos visitantes también les ofrecen dulces. Los alimentos mordisqueados por los roedores son también considerados sagrados, por lo que los devotos suelen consumirlos, incluso si están comidos casi por completo.

En este templo, además, las ratas blancas son especiales. Se dice que hay sólo dos en todo el lugar, y que avistarlas es una señal de buena suerte y una bendición divina. Miles de personas llegan al año para encontrarlas, pero suelen irse sin tener ese placer. (Fuente Infobae)

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