Una de esas ideas, aparentemente exitosas, surgió en Filipinas. La medida propuesta por Byron García, asesor de una penitenciaría, demostró que el comportamiento de los presos ha mejorado mucho desde que comenzaron a implementar coreografías masivas en las que llegan a participar hasta 1500 presos al mismo tiempo.

La primera ocurrencia de García fue hacerlos marchar al ritmo de “Another Brick in The Wall”, de Pink Floyd. Desde entonces, las coreografías masivas son rutina en la cárcel de Cebu.

Veamos ésta en especial, a ver qué opina usted, usted, usted.