Para complementar el proyecto, el equipo de investigadores también analizó la información recolectada del fin de semana del día de Acción de Gracias en siete ciudades de Estados Unidos y encontró más evidencia para comprobar su teoría de que nos comemos los sentimientos.

Los cinéfilos que miraron Solaris comieron 55 por ciento más palomitas que los que se sentaron a ver My Big Fat Greek Wedding.

Un estudio similar del año pasado encontró efectos similares de los thrillers de acción. Aparentemente, estar en el borde de tu asiento también te lleva hasta el fondo de tus palomitas.

Los investigadores ofrecieron golosinas, galletas, zanahorias y uvas a 94 estudiantes mientras veían 20 minutos de un video. Una tercera parte de los participantes vieron parte de ‘La Isla’, la película de acción de 2005 con Scarlett Johansson; otro tercio miró el mismo clip pero sin sonido; y un tercer grupo miró el programa de entrevistas de Charlie Rose en PBS.

Los investigadores creen que los altos niveles de distracción en las películas de acción reducen la cantidad de atención que los sujetos ponen en lo que se llevan a la boca.

Resultó que son los sentimientos, y no el nihilismo, los culpables del comer sin pensar. Pero lo más importante, si quieres escapar de una montaña de carbohidratos puede que quieras ver una película de acción en lugar de una tragedia romántica. (INFOBAE)